miércoles, 22 de octubre de 2008

Capítulo 2 Parte 1 - La obra

Berta salió al escenario y empezó con su monologo la obra y el momento que todos nosotros llevábamos esperando, Carlos salió tras ella y empezaron a hacer las primeras escenas que eran claves para que el público se enganchara a la historia y tuviéramos el éxito garantizado. La obra era una comedia que había escrito Joan, en la que los personajes vivían en un internado y decidían fugarse por una noche para asistir al espectáculo del circo ambulante que visitaba la ciudad.

Se oyeron las primeras risas masivas y el buen humor aumentaba entre mis camaradas que esperaban su momento de salir al escenario y continuar con el jolgorio. Yo seguía entre bambalinas y no podía apartar mi mirada de la figura trajeada y elegante que estaba inmóvil en la primera fila: Alexandro no reía. Tenía una mirada seria e imperturbable que me hizo pensar que no había venido a ver la obra, había venido a verme a mí.

¿Pero que era lo que me estaba pasando? Le tenía miedo a ese hombre después del descubrimiento que hice en su casa, pero a la vez lo deseaba, lo ansiaba, lo necesitaba, quería volver a besarle otra vez, quería desnudarle, hacer el amor con él.
Llegó mi turno de salir al escenario y me sentía desnuda ante su mirada, no estaba concentrada en la obra, sólo quería gustarle a él.

Salí al escenario con un pijama horroroso que me llegaba hasta los tobillos y un gorrito de abuelita que distaba una eternidad de parecer sexy, más bien parecía una santurrona aburrida, salí en puntillas y susurrando que había llegado el momento de escapar y los otros actores corrieron a cambiarse de ropa.

Yo me quedé en el escenario con Carolina e hicimos una escena dramática en la que yo le decía que quería fugarme del internado para siempre y que ella tenía que ayudarme a escapar. Yo no me atrevía a mirar a Alexandro y decidí sumirme en la acción de la obra lo máximo que mi fuerza de voluntad me pudiera permitir.

Después de los cambios de vestuario representamos las escenas de fuga y de la visita al circo y, en un santiamén llegó el desenlace en el que todos volvían al internado menos mi personaje que al final conseguía fugarse con éxito.

La lluvia de aplausos nos proporcionó una satisfacción indescriptible y teníamos la certeza y el orgullo de cuando se hace un trabajo bien hecho.

Miré hacia la butaca donde se encontraba Alexandro, pero mis ojos la descubrieron vacía, Alexandro ya no estaba. ¿ En que momento se habrá marchado?

Volvimos al camerino y más grande fué mi sorpresa cuando encontré un ramo de rosas rojas que tenían un sobre que estaba a mi nombre.
Mis compañeros me silbaban y me decían entre gritos que abriera la targeta para descubrir quién era el admirador secreto, se agolparon a mi alrededor pero su curiosidad sofocante dejó a un lado a Xavier que se marchó antes de que yo pudiera abrir el sobre. Parecía que le molestaba o quizás le daba celos que alguien pudiera enviarme flores.

Abrí el sobre y no había targeta, en su lugar estaba la etiqueta de la botella de vino de la bodega de Alexandro que yo había abierto, la etiqueta del Cabernet Sauvignon que en lugar de vino contenía sangre. No me caí de espaldas porque el asedio de mis compañeros que me rodeaban me lo impidió, pero me quedé fría y anonadada por ese detalle que aunque mis compañeros no entendieron y se quedaron decepcionados porque no era una carta de amor, para mí era una sentencia clara: él sabía que yo había descubierto su secreto y me lo estaba anunciando.

Mis camaradas se concentraron en recoger las cosas, desmaquillarse y afanarse por marchar al hostal, pero yo estaba inmóvil, ingrávida, atónita entre mis pensamientos, no sabía como tomarme el gesto de Alexandro, era un mensaje contradictorio, las flores reflejaban amor, deseo, romanticismo y misterio, pero la etiqueta de la botella parecía una advertencia, quizás una amenaza, no sabía que pensar.

Berta pegó un grito desgarrador y fué lo único que consiguió sacarme de mi estupor, salimos corriendo en dirección de donde había provenido el grito, y se trataba de Xavier: se había cortado las venas.

Joan llamó una ambulancia y los demás intentábamos taparle las heridas para evitar que saliera más sangre, la angustia se había apoderado de nosotros y corríamos de un lado para otro como desquiciados sin saber que hacer. ¿Porqué había intentado suicidarse?

La obra había tenido mucho éxito esa noche, y antes de la obra no había nada que le preocupase, ¿Porqué lo habrá hecho?

Llegó la ambulancia y se llevaron a Xavier con urgencia, todos nos fuimos con el para el hospital y en el trayecto nadie pronunció ni una palabra.

---

No hay comentarios:

Rojo con Sangre - Conociendo a los Vampiros

Crónicas.