jueves, 16 de octubre de 2008

Capítulo 1 Parte 2 - La Fortaleza

Miré a mi alrededor y todo era oscuridad, no pasaban coches, no había ruido, sólo los grillos con su cantar acompañaban mi llegada, incluso los coches de la carretera habían quedado lejos con su zumbido contra el viento y solo pedía a Dios que en esa casa pudieran darme gasolina e indicarme como llegar a Madrid.

Subí de nuevo a mi coche y emprendí la marcha hacia la entrada principal de la grandiosa casa, apagué el mp3 y vi como de la enorme puerta salía un hombrecillo con esmoquín que me esperaba para recibirme cuál princesa de cuento que llega a un palacio. Apagué el coche y salí apresurada a explicarle a ese hombre que me había quedado sin gasolina y que necesitaba llegar a Madrid antes de que fuera muy tarde, el hombre no contestó y me hizo un gesto para que le siguiera, seguí tras él y cruzamos el umbral, digo umbral porque a esa puerta no se le podía llamar de otro modo, tan imponente, tan magnífica y detrás del hombre crucé el recibidor más grande en el que había estado en toda mi vida, mirando a los lados sin parar, hacia el techo, hacia el suelo, tanta belleza me encandilaba y no sabía ya hacia donde mirar para no perderme ni el más mínimo detalle de aquella majestuosidad digna de un rey.

El suelo era todo de mármol puro, brillante y pulido con esmero cubierto en algunas zonas por maravillosas alfombras indias que hacían del lugar algo exótico y conmovedor, habían cortinas transparentes y a la vez cálidas colgando de los enormes ventanales y ondeaban con la entrada del viento exterior, llegaba incluso el cantar de los grillos que era transportado por todo el ambiente con inigualable dulzura, la entrada tenía mesas laterales que no podían venir de sitios más cercanos que de China o la India y llevaban encima preciosos floreros rebosantes de tulipanes de maravillosos colores; jamás pensé que las flores pudieran cubrir de esa forma toda la paleta de colores de la creación. En ese lugar cabe imaginarse que lo mejor hubiera sido que tuviese cuadros caros de pintores famosos de diferentes épocas, pero en su lugar habían cuadros con hermosas fotografías de diferentes países y lugares preciosos recónditos del mundo. ¿Quién podía vivir en semejante casa? ¿Quién podría ser el decorador y poseedor de semejante lugar? Y eso que sólo había visto el recibidor! Cómo sería el resto de la casa!

Me imaginaba una pareja de avanzada edad con hijos estudiando en las mejores universidades del mundo, quizás esta era la casa de algún magnate Madrileño o de algún heredero de la realeza, quien sabe... no sabía que pensar... y de pronto la voz áspera y seca del mayordomo me sacó de mi ensoñación : "pase por aquí" y con su brazo me hizo el gesto para que entrara en el salón principal de la derecha abriéndose la puerta ante mí.

Entré a un salón que perfectamente hubiera servido para celebrar una boda real, tenía una balcón lateral cubierto por cortinas que ondeaban al viento, y en el centro tenía una chimenea gigante que subía como una garganta que desembocaba en el techo, y allí estaba, un hombre, mirando la chimenea y de espaldas a mi, no podía verle pero sé que era joven, quizás fuera el hijo del dueño de la casa, no podía adivinarlo, me invadía la curiosidad, quería que se girara y salir de una vez por todas de la duda y el nerviosismo; ¿qué es eso? es red hot chili peppers, vaya.... la música que sonaba me hacía tener más curiosidad aún por la persona que me daba la espalda.

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